miércoles, 22 de noviembre de 2006

Gutiérrez


José María Gutiérrez Hernández. 30 años. Centrocampista, Extremo, Mediapunta y Delantero. 3 Copas de Europa, 3 Ligas, 2 Copas Intercontinentales, 1 Supercopa de Europa, 2 Supercopas de España. Campeón Europeo sub 21 y sub 18.

Auténtico amo y señor de la creatividad en un Real Madrid llamado a resurgir de sus cenizas, a las que le han llevado una serie de entrenadores más empecinados en jugar con vendedores de camisetas (como el mascachapas de Beckham) que en crear fútbol.

Hace unos 10 años que le vi jugar por primera vez, en el antiguo estadio de La Rosaleda. Fui con mi hermano pequeño (que es más del Barsa que Laporta) y ambos flipábamos viéndolo tocar la pelota en el calentamiento. Mira - comentábamos con algunos de los que estábamos sentados juntos-, ése es Redondo - decían otros, por su parecido físico de entonces-... Dios, que clase tiene el tío, cómo toca la pelota. Por aquel entonces comenzaba a nacer lo que se conocía como "La Quinta del Mini" de la que formaban parte Gutiérrez, Raúl, García Calvo, Fernando Sanz y Sandro.

Escuchamos el Once inicial y sorprendidos todos escuchamos "Guti". ¿Guti? ¿Quién coño es Guti? Guti fue el chaval que marcó dos goles, dio el tercero y provocó el Penalti que el portero se dejó que le metiera Hierro.

Pasaron los años y tras ver cómo entrenador tras entrenador le relegaba al banquillo, llegó Vicente del Bosque que lo conocía de su etapa de Juvenil y nos destapó al gran Guti que hoy vemos de nuevo. Un jugador libre en el campo, que se dedica a crear. La tercera Copa de Europa fue en parte a su grandísima compenetración con Zidane y a que jugó muchos partidos de Delantero Centro, puesto en el que se acopló sin problemas. Le he visto jugar en casi todas las posiciones del medio hacia arriba (Incluso alguna vez ha jugado varios minutos de central). Junto a Ronaldo vimos al que quizás puede ser el mejor Guti (quitando al de ahora), dándole el último título conseguido al Real Madrid (aquel año también se ganó la Supercopa de Europa y la Intercontinental). Aquella liga fue el último trofeo que se levantó en el Bernabeu.

Luego llegó el vendedor de camisetas. Ese pedazo de bastardo que se zumba a la gran cantante de aquel gran grupo llamado Spice Girls. Todos daban por hecho que Guti se iría al Banquillo. Curiosamente, desde que el top-model llegó el Madrid no gana ni a las chapas. Año tras año hemos visto jugar a este señor del que dicen que tiene un guante en el pie, porque pone los balones como nadie... eso sí como Curro (el torero). Cuando le sale - que suele ser uno de cada veinte balones que pone -. Que tira faltas como nadie, con la misma estadística de antes. Eso sí, él seguía en el campo por si había una falta que tirar y sonaba la flauta.

El año pasado parecía que por fin iba a llegar su momento y tampoco. Se convirtió en el jugador de las segundas partes.

Este año, tras lesionarse Raúl y con la considerable baja del gran genio Zidane, estaba claro que si no jugaba era para coger y mandar al entrenador a su casa a hacerle las tareas domésticas a su mujer. Pues bien, se ha demostrado que el Real Madrid es Guti. Sin Guti, no existe Madrid. Se juega al pelotazo, esperando una falta, un córner o una jugada a balón parado que haga que suene la flauta. Este año por fin el vendedor de camisetas está donde tiene que estar, que es limpiando el asiento con su culo millonario.

Guti es un jugador que se entrega como nadie y el único que tuvo cojones de decirle a Raúl un día que trataba de arengarle, que él sabe mejor que nadie lo que es sentir el Real Madrid y que ningún niño que viniera del Atlético le tenía que contar lo que significa ser madridista.

Y dejemos aparte el tema de su participación con la Selección Española, porque eso me daría para mucho más. Eso sí, el gran Fernando Torres, esa pedazo de mierdecilla con patas que el As, el Marca y José Ramón de la Morena nos han vendido como un gran jugador (que es una puta mierda pinchada en un palo), ese que marca un gol de cada treinta y seis tiros a puerta que hace (así marca hasta Gregorie House, el médico cojo) es titular indiscutible. Así nos va.

Salgamos todos a nuestros balcones y gritemos con fuerza.

Borracho, cabrón ¡GUTI SELECCIÓN!

martes, 21 de noviembre de 2006

Una Noche de Perros (H. Laurie)


Hugh Laurie es un puto fuera de serie. Para aquellos que no lo sepan es el actor que encarna al famoso Dr. House y que ha trabajado en películas como "Stuart Litle" o "Los amigos de Peter", además de director, escritor, músico y compositor.

No es solo que como actor haya encontrado ese personaje que le ha encumbrado, sino que tras leer este libro, nos damos cuenta que el éxito de la serie - que sin duda se debe a la forma de ser un tanto cabrona e hija de puta del doctor House - se debe en un 90% a la impronta que ha sabido marcar en el personaje que interpreta.

Si leemos Una noche de perros nos damos cuenta que el protagonista es el mismo doctor House pero con otro nombre. Tiene las mismas salidas impertinentes y la misma peculiar forma de tomarse la vida.

El libro como tal nos presenta una novela en dos partes bien diferenciadas.
La primera nos presenta a los personajes y es más una novela negra llena de ironía y sarcasmo. Hay momentos en los que literalmente me despollé de la risa con las formas de contestar de Thomas Lang (Así se llama el protagonista).
La segunda se muestra más como una novela de espionaje y terrorismo al más puro estilo Clancy, aunque sigue destilando ese peculiar toque que no cesa en toda la trama.

A todos aquellos que os guste la serie os gustará el libro, o quizás no... quién sabe qué pasa por vuestras jodidas mentes.

Yo os puedo decir que la historia en sí me ha entretenido, me he reído y he disfrutado como un enano.

Eso sí, lo que no entiendo es porqué coño la han traducido como "Una noche de perros", cuando su título original es "The gun seller" que viene a decir algo así como "Ese hijoputa cabrón que traficaba con pistolitas" o literalmente "El vendedor de armas".

Para los cabrones que dudéis de si ha sido Laurie el que ha dejado su sello en House, o House quién ha hecho a Laurie... os diré que el libro lo escribió en 1996. Chúpate ésa.

martes, 14 de noviembre de 2006

I. Introducción

Aún no sé cómo ni porqué, pero lo cierto es que llegué a este pueblo llamado Roquedal. Así fue como comprobé que era cierto lo que en mi niñez había escuchado. “Cuando viajes hacia el sur hasta que el mar te impida el paso, habrás llegado a Roquedal”.

Y sin darme cuenta, allí me encontraba llevando como compañeros una maleta con la ropa imprescindible, mi guitarra y mi coche. Me parecía estar en un sueño, puesto que siempre había escuchado hablar de este pueblo como un sitio que vive en nuestra imaginación, pero jamás creí que fuese real.

Roquedal. Ahora lo tengo delante de mí, y no sé si pararme a pasar aquí unos días o volverme y buscar aventuras en otra dirección.

De perdío al río” pienso. Atravieso todo el pueblo, mientras me voy fijando en sus blancas casas y avanzo por sus estrechas calles. Los pocos habitantes con los que me voy cruzando, mi miran fijamente y parece que nunca han visto nadie que no fuese del pueblo.

He llegado a la playa y aparco el coche junto a una casita que parece un restaurante (es extraño que no tenga ningún letrero en toda la fachada). En la parte trasera hay una terracita (que más bien parece la terraza de un restaurante de verano) que da al mar, en la que hay varias mesas vacías, excepto una que está ocupada hay una joven leyendo un libro.

Me siento en la mesa vacía que hay junto a la joven y observó que el libro que está leyendo es “Desayuno en Tiffany’s” de Capote. Ella me observa intentando que yo no lo note.

- Buenos días – le digo mientras me acomodo y me quito la chaqueta

- Buenos días – responde ella sin hacer ningún movimiento.

- Un día precioso para leer.

- Eso parece – me responde cerrando el libro y prestándome su atención-. No eres de por aquí ¿verdad?

- No, voy viajando sin rumbo fijo y he parado aquí para descansar un poco.

- ¡Genial! – me responde alegremente -. ¿Piensas quedarte algunos días?

- Umm.. pues no lo había pensado – dudo un instante antes de seguir y me fijo en que tiene una expresión juvenil que me gusta y me lamento por no haberlo notado hasta ahora. También noto que me gusta que me tutee y no me hable con formalismos innecesarios -. ¿Hay algún hotel, pensión o algún sitio para los que vienen de fuera?

- ¿De fuera? – no puede reprimir una sonrisa - No suele venir mucha gente de fuera de Roquedal, pero sí que hay un sitio en el que poder quedarse. Precisamente estás sentado en él.

- ¿Si no viene gente de fuera qué sentido tiene que lo haya?

- Pues porque una cosa no quita la otra. Que no venga gente de fuera, no quiere decir que no venga nadie.

- ¿Y qué sentido tiene?

- Hay un grupo de habitantes del pueblo que acude a este sitio para pasar sus ratos de ocio. Algunos vienen a leer, otros a escribir, otros a pintar. De vez en cuando se reúnen todos juntos y hacen alguna actividad en común, casi siempre relacionada con la lectura.

- Suena interesante…

- Oye, tengo que irme – me interrumpe mientras se levanta -. Espero volver a verte. Si entras por esa puerta, hacia la derecha encontrarás a la encargada del hotel. Habla con ella y quédate unos días.

- Gracias, supongo que no pasa nada porque me quede un día.

Me dirijo hacia la puerta de acceso al hotel y me vuelvo para ver cómo se aleja hacia la playa cruzando la arena en dirección a la orilla. Me doy cuenta que no sé su nombre y le pregunto a gritos. Ella se vuelve, me mira sonriendo y se vuelve de nuevo hacia la orilla. “Agatha” me grita mientras está de espaldas.

Cruzo la puerta que me ha indicado Agatha y giro a la izquierda tal como me ha dicho. Pienso en lo raro que me resulta todo. Dentro hay un salón comedor en el que las mesas están preparadas para ser utilizadas, pero no hay nadie. Continúo por un pasillo y al fondo veo el mostrador de lo que debe ser la recepción, en la que tampoco hay nadie.

Junto al mostrador veo un gran libro que mide unos dos metros y medio de alto por dos de ancho, lo que hace que me quede un tanto estupefacto.

Llevo esperando unos minutos en los que he estado observando las hojas del enorme libro y que para mi asombro contiene citas de novelas de Bukowski, Auster, Dickens, Dumas y Collins. Sigo esperando hasta que veo que hay una pequeña campanilla como la que suele verse en películas (yo nunca he visto una hasta ahora) y al tocarla no pasan ni 10 segundos hasta que aparece una muchacha que trae bajo el brazo un ejemplar de “El Conde de Montecristo”. En el pecho lleva una plaquita que pone “Haidé”.

- Buenos días. Mi nombre es Haidé. ¿En qué puedo ayudarle?

- Busco alojamiento. ¿Tienen alguna habitación libre?

- Por supuesto. ¿Cuánto tiempo se quedará?

- Pues… - pienso dubitativo porque no sé si es buena idea o no, y estoy a punto de echarme atrás.

- No lo tiene decidido, ¿verdad? No se preocupe, tenemos habitaciones suficientes, así que puede quedarse el tiempo que necesite.

- ¿Le importa si primero subo, me doy una buena ducha y me cambio de ropa? Llevo varias horas conduciendo y me gustaría relajarme un poco.

- Por supuesto. Sólo necesito su documentación para ir rellenando la ficha del club.

- ¿El club? – pregunto con cara de asombro mientras le entrego mi DNI.

- Verá, esto no es precisamente un hotel. Es… - hace una pequeña pausa antes de continuar mientras yo la sigo mirando asombrado – una especie de club social.

- No entiendo qué quiere decir.

- Ya lo comprenderá. Le aconsejo que suba y se relaje. Luego lo verá todo más claro.

- Bien, voy a ir a por mis cosas al coche. ¿Para salir?

- Siga el mismo camino por el que vino, pero en sentido inverso.


No sé si la chica se está riendo de mí, pero ahí la dejo mientras vuelvo sobre mis pasos y recojo mi maleta y mi guitarra y sigo pensando que todo es muy extraño en este sitio. Cuando vuelvo la chica tiene algo similar a un tarjetero de piel sobre el mostrador.

- Aquí tiene la llave de su habitación. Me he permitido darle nuestra “suite Marfil”. Espero que no le suponga un inconveniente.

- Tranquila, el dinero es el menor de mis problemas en este momento.

- ¿Es usted músico? - me dice mientras señala mi guitarra con la cabeza.

- Ohh, no – le digo con un ladeo de cabeza y una sonrisa -. Puede estar tranquila que no les molestaré con ella. Llevo mucho sin tocar, pero no quería dejarla en el coche.

- No se preocupe, si lo desea puede tocar. No molestará a nadie.

- Bueno, no lo haré de todas formas. ¿Por dónde se llega a las habitaciones?

- ¿No lo adivina? – me dice mientras se echa a reír y yo sigo pensando que alguien se lo está pasando en grande a costa mía.

- Pues la verdad es que no.

La chica señala con la cabeza hacia el gran libro mientras se ríe.

- ¿Estás de broma?

- ¿No conoce la historia de Ali-Babá?

- No pretenderás que diga “Ábrete Sésamo” – digo entre enfadado y estupefacto.

- No – me responde mientras sigue sonriendo -, claro que no. No se ofenda, pero le creía más inteligente. Vamos, pruebe. No tenga miedo.

Entonces llegan a mí las palabras necesarias para abrir la puerta y sonrío. Me acerco al libro y enuncio las palabras mágicas casi sin esperar que ocurra nada.

- “Ábrete libro”

El libro se parte en dos ante mi asombro y mientras las hojas se deslizan hacia ambos lados puedo ver un diminuto pasillo. Miro hacia la chica, que me anima con la cabeza a que entre, mientras sigue sin perder la sonrisa.

Camino hacia dentro y oigo que a mis espaldas las puertas se cierran. Veo que el pasillo llega a su fin y puedo tomar dos direcciones. Un cartel me informa que hacia la izquierda están las “Salas de Reunión”. Miro hacia la derecha y veo unas escaleras y un ascensor que indica “Suites”. Pulso el botón de llamada y caigo en la cuenta que no he preguntado a la chica en qué planta está la habitación, puesto que en la tarjeta sólo pone Marfil. Dudo si volver atrás, y en ese momento el ascensor se abre y observo que en el cuadro de mando los botones no tienen número, sino nombres. Pulso el que pone Marfil y tras unos segundos, las puertas vuelven a abrirse y me encuentro en un recibidor. Compruebo que todo en él es de Marfil y me quedo asombrado.

A un lado veo una puerta con un cartel en el que pone:

SUITE MARFIL
BIENVENIDO AL
CLUB SOMOZA

Creo que voy a pasar más tiempo del esperado en este sitio.



lunes, 13 de noviembre de 2006

CARTA SIN IMAGINACIÓN

"Hoy que no estás, no sé como expresarte aquello que siento por ti. Pienso en ti, en todo aquello que me diste, en cómo te dediqué mi primera canción.

Pienso en los días que paso a golpes contra el calendario. En esos días que todo sigue igual, días en los que siempre es de noche, días en que pienso en lo jodido que es hacerse grande y comprobar que a pesar de ir por la vida pisando fuerte, sigo pensando en cómo te echo de menos.

Vente al más allá, vente a vivir conmigo a un universo lleno de pequeñas cosas, un lugar en el que tu letra podré acariciar. En el que me digas toca para mí. En el que termine esa canción sin emoción que me lleva a descubrir que todo lo que fui es todo lo que soy.

Cuántas y cuántas veces me he preguntado si algún día te unirás a este pobre mortal, para que juntos compartamos ese último momento, ese momento en que por fin sienta que eres mía, ese momento en que cuando nadie me ve, me emociono al pensar en ti, y no puedo evitar crear ese charquito de estrellas que forman mis lágrimas.

A veces pienso que si hay Dios, no puede ser posible éste silencio. En momentos de confusión sólo quiero olvidarte, pero luego pienso ¿y si fuera ella? Porque si tú me miras, se para el mundo. Porque tiene que ser pecado mirarte y no amarte. Porque no entiendo qué te he dado yo para que me quieras.

Pienso en todos los que te quieren apartar de mí, pero no tiene importancia. Ellos son así. Por suerte hicimos un trato y no dejaremos que nadie decida por nosotros. Mi soledad y yo decidimos romper, para no separarme nunca de ti. Porque no es lo mismo la vida sin ti. Porque aunque una vez luché por olvidarte, se me olvidó todo al verte.

Y esta fuerza, la fuerza del corazón, es la que me hace que quiera morir en tu veneno.

Es este amor el que me hace pensar en qué no te daría yo para hacerte feliz. Pienso en que algún día me iré y se apagará la luz, pero llegado ese momento, en que la Margarita diga no, tendrás a ese pequeño que te preguntará por ese que le dió la vida, y llenará ese vacío que dejaré al entregar mi alma al aire.

A veces pienso que estás completamente loca, por eso...
SÓLO SE ME OCURRE AMARTE."

No sabía cómo dedicarte unas palabras, así que decidí robarle a tu artista preferido algunas de sus creaciones para darle forma a los sentimientos que hay en mi interior.

(J.R. Gálvez - 09/Ene/2005)

Messenger

Hoy vuelvo a casa cansado. Abro la nevera y me sirvo una cerveza. Me siento ante el ordenador. Abro el programa de mensajeria, y no estas.

son las nueve de la noche, y todo mi anhelo era llegar y encontrarte, poder charlar contigo. Hoy no ha sido un buen dia. Ni mejor ni peor que el resto, pero no ha sido bueno. Es un dia mas, de esta rutina que envuelve mi triste existencia.

Conecto mi televisor, en espera de encontrar algo que merezca la pena. En una cadena dan una pelicula de Julia Roberts, en la que adivinas facilmente que se casara con el amor imposible, no necesitas seguir viendo. En otra cadena, una fulanita, cuenta que se acostaba con el Ex-marido de la prima de la hermana de una famosilla de tres al cuarto, conocida por sus escarceos amorosos con todo lo que se mueve.

Echo un vistazo a la pantalla del ordenador. Una ventana parpadea, alguien me ha abierto una conversacion. Miro con la esperanza de encontrarte, pero no eres tu.

Abro mi Navegador y visito las webs de siempre, en espera de encontrar algo nuevo que me llame la atencion. No encuentro nada.

De pronto, cuando me dispongo a levantarme para darme una ducha, una ventana me indica que acabas de conectarte. Acto seguido un aviso me dice que acabas de abrirme una conversacion privada.

Son las once y cuarenta de la noche.

Hablamos de que tal nos ha ido el dia. Hablamos de que estamos haciendo en ese momento. Hablamos de que vamos a hacer mañana... como si no lo supieramos ya. De pronto surge un tema nuevo, y la conversacion nos atrapa, es mas fluida, sin tanta cortesia. Complices por un momento, nos hacemos confidentes y nos contamos cosas que jamas le diria a una persona que no fueras tu.
Nos enviamos fotos, intercambiamos canciones que estamos escuchando y expresan nuestro estado de animo, nos embriaga el deseo de seguir juntos en la conversacion.

De pronto, miramos el reloj. son las seis y quince de la madrugada... y nos damos cuenta de que el mejor momento del dia ha pasado fugaz. "Si sostienes un hierro ardiendo durante un segundo, te parecera una eternidad. Si pasas una noche con la mujer de tus sueños, te parecera un segundo" Curiosa teoria esta de la relatividad, pero cierta.

Muy a nuestro pesar nos despedimos, preparandonos para empezar otro duro dia de trabajo, que sera tan monotono como siempre.

Hay gente que no comprende que encuentras en una relacion con una pantalla. Por que son horas y horas intercambiando letras, palabras, frases, etc. con alguien que no conoces. Siempre te preguntan, ¿pero os conoceis? No se necesita conocer a nadie. Esto no es la tipica pelicula de Meg Ryan y Tom Hanks, en el que dos personas que en la vida real se odian y por internet se aman sin saber quienes son, acabaran juntos. Da igual de que vaya, sabes cual sera el final. Yo no me lo he planteado nunca.
Hay gente que no comprende que existe una cosa llamada insomnio, un trastorno del sueño, que pasas largas horas en las que la soledad es profunda en tu interior. Hay gente que no comprende que no quiero mas de lo que me das, que lo unico que me gustaria seria poder detener el tiempo en la madrugada, para que estuvieras siempre a mi lado, aunque a cientos de kilometros de distancia. Tan cerca y tan lejos.

Yo solo se, que verte aparecer en mi lista de contactos es la felicidad, y que durante ese momento me transporto a un mundo de ilusion, mi mundo, en el que por primera vez, soy yo el protagonista y tu mi compañia. No pensamos en nada mas, solo que no deseamos estar en ningun otro momento, ni con ninguna otra persona.

Cuando despierto me encuentro como siempre, en mi oficina, en mi trabajo rutinario, en el que nunca pasa nada nuevo, deseando que llegue la hora de la salida para volver a mi mundo y estar contigo de nuevo.

Hoy vuelvo a casa cansado. Abro la nevera y me sirvo una cerveza. Me siento ante el ordenador. Abro el programa de mensajeria, y no estas.

En espera de revisar las tildes
(J.R. Gálvez - 31/AGO/2004)

DECISIONES (Parte II)

(... continuación)

Cynthya se quedó mirando aquel anillo. Era la joya más preciosa que había visto en toda su vida. Por su mente pasaron todos los recuerdos de los momentos vividos junto a James. Aquel hombre al que había conocido en un hotel perdido del Caribe, con el que apenas había compartido un mes de su vida, le pedía que se unieran para siempre.

-No sé que decir – dijo Cynthya casi balbuceando.
-Sinceramente... esperaba un “Sí quiero”.

James se arrodilló frente a ella que permanecía sentada y la miró a los ojos.

-Te quiero Cynthya. No he querido a nadie en toda mi vida como te quiero a ti. Sé que parece una locura, que sólo nos conocemos hace un mes y que estás aquí para olvidarte de Giovanni. Sé que todo te parecerá precipitado, pero también sé que dentro de ti hay algo que te dice que no estamos locos.
-No es tan fácil, piensa que...
-Mírame a los ojos – le cortó rápidamente él -, mírame y dí que no sientes que quieres pasar conmigo el resto de tu vida.
-James, todo esto ha sido genial, pero ha sido genial aquí. ¿Quién nos asegura que seremos felices en Palermo? O en cualquier otra parte del mundo. Aquí ha funcionado, pero los dos sabíamos que esto acabaría. Toda tu vida está en este Hotel. Aquí naciste, aquí te criaste, aquí has pasado toda tu vida. Si te marchas conmigo y no sale bien, jamás me lo perdonaré.
-Esa es una decisión que me corresponde a mí tomar.
-¡ NO ! - la voz de Cynthya sonó tajante, como si acabase de dictar una sentencia irrefutable -. Es una decisión que debemos tomar juntos. Y no voy a permitir que pongas tu vida en juego solo por mí. -¿Has pensado en David?
-Es mayorcito, sabrá cuidarse solo.
-¿Estás seguro? Yo creo que no está preparado para llevar esto sin ti. -Él es feliz encargándose de la Terraza, y dejándote a ti las responsabilidades. ¿No te has dado cuenta?
-Él sabe que tarde o temprano tendrá que asumir el mando.
-No se trata solo de eso. ¿Te crees que no os vi esta tarde? Es un niño, no sabe hacer otra cosa que adorarte. ¿No te das cuenta que sin ti se sentiría perdido?
-Cynthya... no podemos renunciar a nuestro amor por David, ni por este Hotel, ni por nada.
-No renuncio a nuestro amor – unas tímidas lágrimas recorrían las mejillas de Cynthya, mientras se paraba a tomar aire para seguir con la exposición de su decisión -. Jamás en toda mi vida querré a otro hombre como te quiero a ti. Jamás. Sé que cuando esté con otro hombre en la cama, pensaré en ti – Las lágrimas cada vez eran más numerosas y su voz se entrecortaba cada vez más por la emoción - Sé que cuando sea feliz dentro de muchos años con mi marido y mis hijos, daré las gracias cada día por haberte conocido. No habrá un sólo día en mi vida, que no piense en ti al despertarme. No habrá una sola noche en la que al acostarme no rece por ti y pida porque sigas aquí feliz.
-¿Y eso no es renunciar a nuestro amor? Te llevas recuerdos, pero no te llevas amor.
-Estás muy equivocado. Cuando dentro de unos años mis nietos se reúnan y me digan “Abuela, cuenta esa historia que tanto nos gusta”, les contaré la historia de una joven italiana que viajó al Caribe para olvidar que su novio la había abandonado por su mejor amiga. Les contaré que esa joven que llegó como una turista y que durante muchas noches quiso quitarse la vida, encontró alguien que la hizo nacer de nuevo. Alguien que la hizo sentir útil, que le demostró que la vida es más que estar con alguien. Que el amor es algo más que un sentimiento hacia una persona. Que gracias a ese viaje su vida cambió y ella se convirtió en una persona feliz, una persona que transmitió esa felicidad a sus hijos. Les contaré una historia de amor tan bonita, que ellos se la contarán a sus hijos. Y sus hijos a sus hijos, y así viviremos eternamente juntos.
-Yo no quiero vivir en una historia que cuenten dentro de cien años. -Yo quiero vivir mi historia contigo mañana, dentro de un año y dentro de diez.

Cynthya seguía llorando y casi no quería mirar a la cara a aquel hombre al que en ese momento estaba rompiendo el corazón, pero que sabía que era la mejor decisión para ambos.

-¿No te das cuenta que no seríamos felices? - Cynthya trataba de demostrarle que estaba tomando la mejor decisión, pero sabía que no iba a ser fácil.
-No, Cynthya, no me doy cuenta. No entiendo cómo puedes decirme que no vamos a ser felices sin intentarlo siquiera.
-Porque esta es la imagen que quiero de ti. Quiero recordarte como lo mejor que me ha pasado en la vida. Como el hombre que me dio la vida cuando estaba hundida. Como el hombre que me amó sin esperar nada a cambio.
-Supongo que no volveremos a vernos
-No lo creo. Nuestros caminos se separan aquí. Es lo mejor, ya lo habíamos hablado y los dos acordamos que sería así.
-Lo sé, pero me cuesta demasiado. Es como si la vida me dijera “¿Ves esa mujer?¿Ves lo feliz que eres? Pues no te acostumbres, porque nunca podrás tenerla”
-Seguro que encontrarás alguien mejor que yo.
-Yo no quiero alguien mejor. Te quiero a ti.
-No lo hagas mas difícil.

Cynthya se acercó a James y le dio un beso en los labios. Seguidamente le susurró al oído:

-Aquí se acaba todo amor mío. Recuerda siempre este momento.

James no supo reaccionar. Su cuerpo entero se desplomó como si hubiese perdido las fuerzas, tumbado sobre la arena, contemplando la noche estrellada. Allí se quedó, contando estrellas, recordando cada momento vivido junto a aquella mujer.

***

Al día siguiente, Cynthya esperaba en la cola de embarque del aeropuerto. Partía rumbo a Roma, donde pasaría unos días con unos familiares antes de volver a Palermo, a retomar su vida de siempre. De pronto una voz que le resultaba familiar, pronunciaba su nombre.

-Señorita Mancini. ¿En serio piensa que la voy a dejar marcharse sin mí?
-Creí que no llegarías nunca – dijo ella, que seguía dándole la espalda.
-Tenía que arreglar unos asuntos antes de marcharme – le dijo mientras la agarraba por los hombros para hacer que girara -. ¿No me vas a dar un beso?
-Claro que sí... amor mío. Pero no te impacientes, tenemos toda la vida por delante.

Cynthya se volvió, y allí estaba David. Se abrazaron y se fundieron en un beso, mientras esperaban que les llegase el turno de pasar la puerta de embarque, para tomar el avión que les conduciría a su nueva vida juntos.

DECISIONES (Parte I)

El día llegaba a su fin.

James paseaba por la piscina del hotel mientras contemplaba la preciosa puesta de sol. Notó que alguien se le acercaba por la espalda.

-Hola David. ¿Qué tal tu día? - le dijo sin siquiera darse la vuelta.
-Bien jefe, como siempre. Ya ves... trabajo en un hotel paradisíaco, mi jefe me paga bien, conozco hermosas mujeres... no creo que pueda quejarme.
-Te basas demasiado en las cosas materiales amigo. No deberías acostumbrarte.
-Veo que sigues afectado por lo de Cynthya. Deberías pasar página. - dijo David mientras le ponía su mano sobre el hombro – Debes asumir que mañana se irá y no volverás a verla.
-No sé, amigo... Las mujeres siempre se pegan a mí buscando una vida sin preocupaciones, una tarjeta de crédito, y todos los caprichos que puedo darles. Con ella ha sido distinto. Desde el primer momento se interesó por mi, y no por este hotel. Le he ofrecido quedarse aquí, darle todo eso que toda mujer quiere. Le buscaría un trabajo en una cadena de televisión de aquí para que no tuviera que volver a pasar teletipos en ese periodicucho para el que trabaja. Y mírala, ahí la tienes en la piscina, sin preocupaciones.
-Jefe... no te lo tomes a mal, pero ¿te has parado a pensar que ella es feliz con ese trabajo y en ese país?
-Eso es lo que más me mosquea. La impotencia de saber que teniéndolo todo, me falta lo único que realmente deseo.
-Jejejeje, no te quejes tanto, que ahí viene tu amiga, os dejo.

James se quitó las gafas de sol. Mientras las guardaba en su traje veía como Cynthya se acercaba a él. Su cuerpo dorado por el sol, recién salido de la piscina brillaba como el oro.

-¿Está disfrutando de su estancia en el Hotel, señorita Mancini? - Le preguntó James, como si fuese una cliente más.
-A decir verdad... estoy un poco enfadada. Me dijeron que esta noche cenaría con el Gerente del Hotel, pero aún no he recibido la invitación.
-¿Le parece bien dentro de una hora en la terraza del bar?
-Estupendo James. No me hagas esperar, sabes que no lo soporto – le dijo mientras le guiñaba un ojo.
-Tranquila señorita Mancini, mi obligación es atender las prioridades del Hotel, y usted es una de ellas.

Cynthya se despidió con un cálido beso en la mejilla de James, que lo dejó sumido en un mar de pensamientos. De nuevo David se acercó por detrás para hablar con su amigo.

-Jefe... vas a cometer un error.
-Joder David, deja de llamarme jefe cuando no hay gente delante. Sabes lo mucho que me molesta.
-Vale jefe – le dijo mientras echaba a correr entre risas – no volverá a pasar.

James salió corriendo detrás de él y lo tiró al suelo y empezaron una pelea de esas que los dos se pegan sin hacerse daño, rodando por el césped del hotel. James se levantó y se sacudió el traje, mientras dijo a su amigo.

-Ahora tendré que cambiarme de traje por tu culpa. Da gracias a que eres el único que quiere trabajar conmigo, que si no ya estarías despedido.
-A eso y a que Mamá te pidió que cuidaras de mí... jefe – dijo otra vez entre risas mientras se alejaba esquivando una posible reacción de James.
-Da gracias a que no está por aquí, si no cambiaría de opinión. Me voy que no quiero hacer esperar a Cynthya.

James se fue a su habitación a cambiarse de ropa y acicalarse para su última noche junto a la mujer con la que había compartido los últimos meses.



Cynthya esperaba en la barra del bar con una copa de Martini en la mano. Llevaba puesto un vestido de seda blanco que contrastaba con su morena piel. James la vio desde la entrada al Restaurante y se quedó perplejo una vez más ante su belleza. Se acercó lentamente a ella, por la espalda para sorprenderla. La agarró por la cintura, la abrazó desde atrás y le susurró al oído.

-Una mujer tan bella no debería ir sola por este hotel.
-Estaba esperando a alguien, pero viendo que se retrasa le pediré a usted que me haga compañía – dijo ella mientras se daba la vuelta y lo miraba fijamente.
-Le aseguro que no se arrepentirá, señorita Mancini.

Se cogieron de la mano y fueron hacia el restaurante. James la condujo a un lugar reservado en el que podrían estar a solas. Retiró la silla en gesto de caballerosidad y se sentaron.

-Me he tomado la libertad de elegir el menú. Ya sabes, spaghettis.. para que te sientas como en casa – dijo James bromeando.
-Ojalá aquí tuvierais esos platos, y no las cosas esas que pones, con unos nombres impronunciables – contestó ella con una sonrisa.
-Bueno, pues aquí estamos... supongo que no hay forma de que cambies de idea.
-James, ya lo hemos hablado. Mi vida está en Palermo. Tu vida aquí, en este hotel en el que tienes todo por lo que has luchado en los últimos años.
-A ti no te tengo
-Claro que no, porque yo soy sólo una ilusión. Soy una simple redactora del montón de un periódico de tirada local de Palermo, a la que su padre el mafioso le regaló unas vacaciones en un hotel del Caribe para que se olvidara de un mal novio.
-Hablas como si entre nosotros solo hubiese ocurrido una aventura – dijo James mientras le cogía la mano.
-Sabes que no. Sabes que ha sido muy intenso, y que me hubiera gustado conocerte en otras circunstancias, en otro sitio, con otra vida.
-¿Por qué no te quedas aquí? Estaremos un par de años, hasta que David pueda hacerse cargo del Hotel, y entonces volveremos a Europa.
-No James, ya lo hemos hablado. Yo vuelvo a mañana. Esto es muy bonito, tú eres el hombre más maravilloso que he conocido nunca y me encantaría compartir mi vida contigo. Pero mi vida está allí. Mi trabajo, mi rutina, mi familia, mis amigos. Disfrutemos de esta noche juntos, y mañana... mañana será otro día.

Disfrutaron de esa última noche juntos como si fuera la más larga y a la vez más corta de sus vidas. Pasearon por la playa y contemplaron la calma del mar ante ellos.
Se sentaron y James sacó una cajita que llevaba en su chaqueta.

-Sé que ya lo hemos hablado, pero quiero que te lleves esto.
-Espero que no sea lo que creo – dijo ella mientras la abría y descubría una alianza de plata con un pequeño y precioso diamante en forma de corona.
-¿Quieres ser mi esposa? Me iré contigo si hace falta, pero no quiero pasar un sólo día sin ti.

.... Continuará

El Médico


Llevaba una semana doliéndome un huevo el pecho (para los tontos, que me dolía mucho... no que me duelan las partes nobles).

Esta mañana me levanto y me digo "joder, sí que duele, sí". Así que he ido por primera vez en mi vida al ambulatorio. Allí tres horas porque como no he ido nunca, mi tarjeta estaba en Pasivo ¿Ni en mi vida privada me libro de la contabilidad? Además resulta que estaba apuntado en un centro de salud que está a tomar por culo de mi casa.

Total, que me dice la funcionaria (muy apañá ella) que me puede dar cita para las 9,47. Miro el reloj y son las 9.46. Tócate los cojones pedrín. Si al final soy un tío con suerte.

Bueno, pues tras una charla con el médico, que me pregunta qué me pasa y me hace más preguntas que en un test de la NASA me manda un electro.

Cuando le llevo los resultados va el nota y me dice. "Hombre, esto es muy bueno. Tiene pinta de ser sólamente estrés. Así que relájate, descansa y sobre todo no tomes ni café, ni coca-cola, ni alcohol, ni queso curado, ni chocolate... vaya los excitantes", y yo pensado que hombre, dentro de lo malo... se sobrelleva y me dice medio en serio medio en broma "y bueno, yo te veo que eres un chico joven, en la flor de la vida... pero cuanto menos actividad sexual tengas mejor".

Y Menos mal que era bueno... será hijoputa (con cariño) el tío mierda. Que ma quitao el Matusalem y el folleteo (porque ha dicho sexo, así que puedo seguir haciendo el amor :D).

En definitiva, que me vayáis echando ya los Reyes, que no le voy a hacer ni puto caso y a navidad no llego ni de coña.

jueves, 9 de noviembre de 2006

La dalia negra (J. Ellroy)

La Dalia Negra (Elisabeth Short)
¿Cómo describir lo que se siente al leer algo tan sumamente bueno? James Ellroy (para los incultos, el que escribió el libro) nos introduce en una historia que te atrapa desde el primer momento.

Narrada desde el punto de vista de unos personajes desconcertantes e imprevisibles, retrocedemos 50 años en el tiempo para investigar sobre el caso de "Elisabeth Short". Una joven de 22 años cuyo cuerpo apareció brutalmente mutilado en un solar abandonado de Los Ángeles.

He disfrutado mucho con su lectura, y cuanto más avanzaba, más me daba cuenta de que Brian de Palma haría un pedazo de mierda de dimensiones inconmensurables (para los que no saben qué quiere decir este bonito palabro: viene a ser algo así como "es una bazofia tan grande como el estadio del Barsa").

Para empezar, la elección del niñato de Pearl Harbor como protagonista. Es como poner a Fran Perea haciendo de tipo duro. Vaya, que el de Palma lo que quería era vender entradas y le importaba una mierda la esencia del libro.

Eso sin contar que se ha cargado las mejores escenas (no las voy a contar por si hay alguien con suficiente coeficiente intelectual como para entender que tiene que leer el libro y no ver la película) que nos explican la evolución del personaje principal "Bucky" Bleichert y su relación con otros policías, algunos de los cuales ni siquiera han sido transportados al celuloide.

En definitiva, que a ver si Brian de Palma se dedica a hacer películas con Tom Hanks y Sandra Bullock y se pone a hacer versiones de libros de Dan Brown, Clive Clusser o Javier sierra y deja a los escritores de verdad tranquilos.

Maldito Bastardo.

¿Por qué un blog?

Sistema de Júpiter
Si son asiduos a otros Blog que andan por la red, observarán que en la mayoría su autor expone que creó el blog porque es una forma de hablar de aquello que de otra forma no se atreve, que es una forma de expresión libre que refleja las reflexiones de cada uno y mil excusas varias para no reconocer que en el fondo queremos que todo sepan lo que pensamos, que miren dentro de nuestro interior.

Yo seré más práctico. Si esperan encontrar aquí alguien que desea la paz mundial, que no haya pobreza en el mundo y todas esas pamplinas, abandonen ahora mismo. Les recomiendo una página que les vendrá mejor. Pueden entrar pinchando aquí

Si por el contrario desean saber qué pasa por la mente de un individuo de otro planeta, qué siente al ver una película, escuchar una pieza musical o leer un libro, cómo reacciona ante situaciones de la vida cotidiana y cómo le sienta la estancia en esta planeta al que ustedes llaman Tierra, les invito a continuar leyendo las distintas reflexiones que aquí se irán plasmando.

En resumen, que ésto nace simple y llanamente porque me da gana.

Bienvenidos a mi mundo.