lunes, 5 de enero de 2009

Biedma

Juan Ramón Biedma es de esos autores que te marcan.

Su prosa peculiar, sus personajes oscuros y atípicos, su descripción de una Sevilla distinta a la que se nos vende constantemente y otras muchas características que dejaré para aquellos a los que les interese adentrarse en su obra, hacen de él un valor seguro para aquellos que nos gusta la literatura que tiene algo nuevo que ofrecer.

Mi hermano Jerónimo es de los que piensa que no hay nada nuevo bajo el sol y yo estoy convencido de que se equivoca. Cada historia de Biedma que he leído me ha hecho convencerme de que este tipo tiene algún As escondido en la manga, y aún así sigue jugando sin tener que recurrir a él.

Y es que aunque algunos califiquen su obra de extremadamente gore por las descripciones en las muertes de algunos personajes, no deja de ser un elemento más en el que la originalidad es lo que prima. Su Sevilla oscura, esa Sevilla que aunque muchos no lo crean existe, es lo que me hizo empezar a leerle. Uno puede apreciar bastante mejor una historia si conoce los lugares de los que habla. Sus personajes se pueden tocar y cuando acabas la novela los conoces como si llevaran contigo toda la vida.

En mi particular doctorado en el autor y tras leer todas sus obras (me falta Riven, que aún no ha llegado al Sur... pero ya hemos puesto remedio), no puedo sino corroborar que en cada historia te deja con ganas de más y con la incertidumbre de si seguir adelante, pues no tienes del todo claro si mantendrá el nivel. Y el problema es que esto tiene pinta de no acabar y de que tenemos Biedma para rato, lo cual es una muy buena noticia para mi salud mental y una mala noticia para la jefa, que tiene que darme por "missing" cuando me sumerjo en sus historias.

Esperando "El humo en la botella" y lo que tenga que venir, sólo me queda reconocer que hace tiempo que dejé de creer en Dios para creer en Biedma. Él me ha devuelto la esperanza de que hay algo en lo que seguir teniendo fe.

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